viernes, 31 de diciembre de 2010

Propuesta 3. Los primeros modernos. Neorrealismo // Nouvelle Vague

Y llegaron los años 40, llenos de metralla, mucha hambre e infamias imposibles de ocultar, y Europa se mutiló. Los neorrealistas -movimiento italiano profundamente vivo- fueron los primeros modernos de la cosa cinematográfica. Rompieron las normas establecidas por papá Hollywood y apostaron por películas (aunque con excesiva, pero más que comprensible, carga política y moral) en las que el modelo de representación institucional -dixit Noel Burch- se caía por su propio peso. El cine no podía -no puede ni debe- cerrar nunca los ojos ante la realidad.

Lo de la Nouvelle Vague era otro rollo. Franceses, finales de los 50, París dejó de ser una fiesta y las libertades, como la coca cola, se pegaron al culo de los jóvenes teóricos. Truffaut, Godard, Chabrol, Resnais... descubrieron al mundo que se puede ser el más moderno del lugar y admirar a los clásicos, romper las normas para luego amarlas, convertir el cine en el acto de amor más eterno del momento... Lo que dura un suspiro, la rodilla de una moza o el sol sobre los hombros de una joven de pelo corto...

Ahora os toca hablar de la experiencia. ¿A qué film os habéis acercado del neorrealismo o de la nouvelle vague? ¿A qué huele, a qué sabe, cómo viste el envoltorio europeo de la segunda mitad del siglo XX?

Propuesta 2. Alrededor del Señor Welles

El señorito Orson Welles, de robusta figura, gran comedor y vividor, comenzó su carrera profesional en el teatro. Allí comenzó a configurar el universo que rodearía, a partir de ese momento, su genialidad artística. Con un manierismo dúctil, planos aberrantes y un tratamiento de la luz post-expresionista, Welles se hizo amante de la cámara (llámese también Rita Hayworth). En 1941 se estrenó Ciudadano Kane, considerada por todos los entendidos de la cosa -la cosa es el cine, no un monstruo feísimo- como una obra maestra del arte del siglo XX. Ésto puede sonar a retintín pesado e incluso provocar que no nos acerquemos a la obra del maestro; somos rebeldes cuando oímos constantemente "ésto hay que verlo", "èsto es obligatorio", "es la mayor obra del momento"... Pero la gracia de Welles está en, precisamente, la inteligencia con la que supo utilizar todas las herramientas fílmicas para armar grandes historias.

La propuesta partía de ver uno de estos tres filmes: Ciudadano Kane, Sed de mal (1958) o El tercer hombre (dirigida por Carol Reed en 1949).

Se trata de comentar los aspectos técnicos, artísticos, o el contexto en el que surgen los filmes, que más os hayan llamado la atención. ¡No somos espectadores normales, no! A ver, sí, disfrutamos del cine como todo hijo del vecino, pero somos estudiantes de las artes y de las ciencias (¡toma ya!) y nuestra percepción de las cosas no puede ser la misma que la del señor lechero, el cartero y mi tía Eulalia. Por cierto, ¿en qué género se enmarcan estos filmes?


Propuesta 1

Se nos va un año de cine. ¿Te has asomado a la cartelera? Aquí hay de todo, como en botica. Querido alumno: ¿serías tan amable de poner en común la última película que has visto en el cine? Sí, en el cine, ese espacio con butacas, olor a naftalina -o a lejía desinfectante si se trató de un centro comercial- donde la gente comparte en comunión agraciada sus penas y quejíos, sus risas y sus gozos. ¿Te ha dado por el cine comercial, por la última obra densa de Godard (un bisturí del siglo XX que hace mucha pupa), o por la Balada apocalíptica de Álex de la Iglesia? Coméntalo. Háblanos de lo que has visto: éstas u otras películas. (Esto es un blog, no un monólogo, equilicuá).

viernes, 10 de diciembre de 2010

Alicia 1903

A comienzos de este año, Tim Burton se colaba por la madriguera del conejo con desigual fortuna. Su estilización de Alicia en el país de las maravillas nos sirvió a nosotros, subditos de la Reina de Corazones, para echar la vista atrás y visionar la que, posiblemente, fue la primera versión cinematográfica (1903) de la novela de Lewis Carroll.



Jesús García Checa, alumno de 2º de Artes Escénicas + Comunicación Audiovisual  nos habla de esta pieza ya centenaria...

"Nos disponemos a realizar un análisis cinematográfico exhaustivo de la película mundialmente conocida como: Alice in Wonderland (en español: Alicia en el país de las maravillas) de 1903, dirigida por Cecil M. Hepworth y Percy Stow. Para ello, resulta imprescindible antes de nada contextualizar la película en la historia de ese momento e investigar un poco más acerca de su origen y por tanto, de sus directores. Más tarde comentaremos sus características técnicas (planos, vestuario, decorado…), y  por último haremos un repaso lo más metódico posible por toda la trama o el argumento de la película, así como por los personajes y demás elementos gracias a los cuales se configura esta joya de los inicios del cine.


Alice in Wonderland es una adaptación de la obra literaria Alice’s Adventures in wonderland del célebre matemático y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson (más conocido como Lewis Carroll). El cuento en sí, además de pertenecer al género de ficción-fantasía, contiene un sinfín de alusiones de carácter burlesco o satírico a temas políticos coetáneos al autor y a la rigurosa educación inglesa.

Muchos teóricos discuten su fecha real de publicación, pero casi todos coinciden en que se saltó al mercado en torno a 1865. La obra en sí es un constante alarde de imaginación y creatividad por parte del autor, donde según él mismo ``se crea un universo fantástico a través de la lógica imperante en la sociedad´´.

La película Alice in Wonderland se encuentra dentro de la etapa más primitiva del cine (ni siquiera forma parte del cine clásico), donde no hay apenas referentes sólidos dentro del mercado cinematográfico (solamente Edison, Dickson y los hermanos Lumiere, entre otros, y sobre todo Méliès, padre supremo del cine de ficción), ni un lenguaje audiovisual establecido, ni siquiera géneros de cine como tal.

 Es interesante reconocer que esta película siempre se recordará por los efectos especiales tan sofisticados que presenta para la época (como la reducción de tamaño de Alicia, así como su posterior aumento dentro de la casa), por sus decorados y la compleja caracterización de los personajes, y por su guión cinematográfico de ficción hasta ahora (casi) sin precedentes en la historia del cine.


De la película original sólo se conserva una copia, que tenía una duración aproximada de doce minutos. El British Film Institute, gracias a una donación en los años 60 a cargo de un gerente de un cine, se encargó a posteriori de restaurar la película, es decir recuperar el tintado original, aumentar la definición de la imagen lo más posible o salvar algunas escenas de la película en pésimo estado. No obstante sólo pudo recuperar ocho minutos de la película.

Entre las características técnicas que podemos apreciar durante el visionado de la película podemos distinguir sin demasiado esfuerzo como, por ejemplo, que a lo largo de la película haya distintos saltos entre fotogramas y fotogramas (algo típico cuando visionamos películas primitivas); no se sabe muy bien si es por el mal estado en el que se encontraría la película o por el montaje en sí de la misma. No obstante, es de valorar el avance que la ficción ha tenido con este filme, en cuanto a técnica argumental,  y la utilización ya de rótulos explicativos. Es interesante notar la ausencia de primeros planos u otro tipo de planos más cerrados (ya que como hemos dicho antes no existía un lenguaje cinematográfico desarrollado) pues todos son generales, e incluso innumerables trucajes muy avanzados para la época (lo que se podría llamar en cierta manera efectos especiales).

La película comienza con un plano general de Alice durmiendo en una especie de parque, entonces un conejo blanco mira con detenimiento su reloj y se introduce en una madriguera. Desde el primer momento el espectador (independientemente de si conoce la novela o no) sabe que forma parte del sueño de Alice, es decir, el autor nos empapa de alguna forma con el mundo de los sueños y nos permite jugar con lo inverosímil y la excentricidad.

De Alice podemos apreciar como va vestida con un vestido típicamente de la época y lo que sí es curioso es como caracterizan al conejo: con una especie de careta que si nos fijamos bien hace que el actor tenga que mirar en todo momento hacia abajo para mostrar así la cara del conejo. Esto evidencia la complejidad a la hora de actuar por parte del actor, aunque sinceramente no se aprecia a lo largo de la obra una interpretación demasiado impactante, ya que los actores de la obra, ni siquiera son actores como tal: por ejemplo Alice (May Clark) era una de las secretarias de Hepworth; la reina de corazones era la propia mujer de Hepworth; o el propio Cecil Hepworth interpretó en una secuencia a alguno de los lacayos de la reina de corazones, (incluso a modo anecdótico aparecen en la obra el gato y el perro de Hepworth).

Volviendo a la primera escena, podemos apreciar como el conejo tiene movimientos torpes y pasitos muy pequeñitos y no demasiado rápidos, lo cual no concuerda con la idea tradicional que tiene el espectador de un conejo, el cual da brincos y es muy veloz; esto evidencia la complejidad de los personajes que son representaciones animalizadas de humanos, no animales como tal.

Más tarde Alice desciende, siguiendo al conejo, por una especie de túnel-madriguera. Es curioso como el primer trucaje del film se refiere al decorado, pues descienden por un túnel tremendamente estrecho y pintado como tal. Al pasar el túnel llegan a una sala donde sucede uno de los mayores trucajes de la película como tal: la reducción y el aumento de tamaño de Alice. No sabríamos con absoluta certeza distinguir realmente cuál ha sido la técnica empleada, no obstante parece ser que juegan con el decorado que parece estar pintado y con la superposición de planos entre fotogramas o, en el caso del aumento de tamaño solamente han dispuesto una casa más pequeña de lo normal haciendo creer al espectador que Alice es tremendamente grande cuando simplemente es ella misma.

Otros trucajes a destacar es cuando Alice toma en brazos a un bebé que más tarde inexplicablemente se convierte en un gato (el autor parece jugar también con el absurdo entremezclado con la imaginación) o cuando Alice mantiene una conversación con el gato Cheshire, que se proyecta en un seto una secuencia de un gato superpuesta con la que esta ocurriendo. Otra secuencia mítica de la película a destacar es cuando Alice llega a tomar el té con el sombrerero loco, que es donde la película llega a la cúspide del absurdo y al irse parece que el sombrerero juega con una especie de peluche a darle el té.


La película termina cuando por algún malentendido que no explican los rótulos, la reina de corazones se siente ofendida por Alice y ordena que le corten la cabeza (lo curioso de esta escena es presenciar como usan a niños para hacer del ejército de cartas y como persiguen a Alice), en ese momento Alice se despierta y parece estar bastante confundida.

Como colofón resulta indudable e innegable que Alice in Wonderland está inscrita en la historia del cine como una de las mayores adaptaciones de la literatura. Además, prácticamente con una interpretación actoral muy sencilla o leve sabe mantener o transmitir las directrices esenciales de lo que será el cine de ciencia ficción y que no sólo conserva trucajes o efectos especiales sin precedentes en la época sino que consta de ligeras pinceladas excéntricas siempre presentes en el país de las maravillas, lo rocambolesco, la sátira o la burla a la sociedad o a las convenciones sociales de la época; e incluso lo absurdo que impera en toda la obra, que combinado con una imaginación desbordante nos trasladan al mundo de los sueños y nos hace vivir una experiencia única".