lunes, 24 de octubre de 2011

Cine y vida: el voyeur y la memoria (II)

El alumno Alfredo Novais, de 3º de Comunicación Audiovisual, nos entrega este escrito en relación a la secuencia de 'Érase una vez en América' propuesta:

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" Una vez vista la película en su totalidad y no sólo las dos escenas que visionamos en clase, he de decir que desde mi punto de vista estamos ante una película clásica del cine de gánsters con unas reminiscencias claras, aunque su director trate de evitarlo, a las dos primeras películas de “El padrino”. Lo que me gustaría destacar por encima de todo es la maravillosa banda sonora del gran Ennio Morricone que crea una atmósfera propicia para la larga historia que el director quiere contar y que raya la perfección potenciando los momentos de mayor intensidad dramática de la película.
                El tema de la película estaría a medio camino entre la amistad y el amor ya que son dos fuerzas que se cruzan, mezclan y chocan a lo largo de toda la película. Pese a ello, debo decir que para mí la historia principal que la película quiere contar, no es la de un grupo de chavales que desde la miseria ascienden a la cima, si no la brutal historia de amor entre Noodles (personaje interpretado por Robert de Niro y Scott Tiler) y Deborah (personaje interpretado por Elizabeth McGovern y Jennifer Connelly) .
(...)
                 Desde mi punto de vista la conexión de esta secuencia con la vida es muy complicada  de determinar. Está claro que lo más importante de esta escena es el pasado que tienen en común Noodles y Deborah, y como un anciano Noodles se asoma al agujero del baño para recordarlo. Con el simple hecho de asomarse al agujero, Noodles se asoma a sus mejores años y a la mujer de su vida, a la que perdió y sólo pudo tener ejerciendo la violencia contra ella. De cierto modo el agujero representa para él lo que puede representar para cualquier persona los recuerdos de su vida grabados y proyectados en la pared, es decir, no necesita meter un dvd en un proyector, él puede acceder a sus recuerdos sin darle al play, los lleva grabados a fuego en el alma  y el agujero es sólo la espoleta que se los hace recordar.  Al mismo tiempo que recuerda como Deborah bailaba, a Noodles le vendrán a la mente los motivos por los que la perdió: por anteponer la amistad que tenía con su banda criminal, en especial con Max, y su apego a la actividad criminal que juntos desempeñaban. Noodles es consciente de que perdió a Deborah por no renunciar a sus amigos y a sus fechorías. Si lo hubiese hecho, hubiese tenido una vida mucho más feliz al lado de Deborah. También se podría considerar esta escena por la belleza onírica que tiene desde el momento que Leone hace un zoom in hacia Deborah bailando, como un sueño que el propio Noodles haya tenido en una de sus sesiones de cata de opio en el teatro chino. Numerosos críticos consideran que la película termina con Noodles en el teatro chino fumando opio tras delatar a sus amigos, y que los recuerdos que él rememora en ese lugar son solo imaginaciones que  tiene a causa del opio. Noodles necesita castigarse por la muerte de sus amigos y utiliza la vía de los sueños o pesadillas para hacerlo, por lo que según defienden estos críticos, la parte que va desde que el Noodles anciano regresa a la ciudad hasta que Max se arroja al camión de la basura es ficticia, es solo un sueño de Noodles. Desde mi punto de vista lo que defienden esos críticos es interesante, pero no lo comparto ".
           

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